“A los pocos días, Cobos fue asesinado por sus trabajadores, a tiros y machetazos, mientras que hoy, la guayaba es un problema en muchas de las islas de Galápagos”.
Galápagos es lugar de leyendas. Las hay sobre aquellos que encontraron tesoros de piratas, enterrados en sus casas o en profundas cuevas. Existen mitos sobre maldiciones lanzadas en tiempos de bucaneros, o de los primeros colonos. Historias de dolor, odio y venganza aún por descubrir y contar.
En San Cristóbal existe la leyenda del árbol de guayaba. Parece que esta fruta fue introducida a la isla por Manuel Julián Cobos, un hombre que fundó la primera plantación y refinería de caña de azúcar en Galápagos.
Se cuenta que cuidaba al árbol con fervor, que amaba sus frutos, y usaba la corteza para curtir las pieles de ganado. Manuel llegó a San Cristóbal en 1880. Se asentó a 8 kilómetros de Puerto Baquerizo Moreno, entonces conocido como Puerto Chico. Aquí fundó su hacienda El Progreso, donde laboraban convictos traídos desde la colonia penal que había fracasado en Floreana, y otros del continente. Cobos manejaba su negocio como implacable tirano, tratando a los trabajadores como esclavos. Se les pagaba en la propia moneda de Cobos, y se les vendía productos y enseres en la misma tienda de él.
En este ambiente crecía el árbol de guayaba, hermoso y abundante. Pero Cobos no permitía que nadie, excepto él y su esposa, lo tocaran y menos aun, probaran sus frutos.

