Cuenta Don
Pepito Herrera, que vive aquí más de 60
años, que cuando él tenía 16 años se fue a la isla de baltra a trabajar con los
gringos, allá por el año de 1940 y allí conoció al sargento jones. Que era un
gringo como todos ellos, muy alto, rubio y de ojos azules y que siempre tocaba
una música triste en un rondín. Un buen día murió de disentería y mientras
moría quiso tocar su música, pero al dar el segundo suplo se espíritu salió del
cuerpo y se quedó en la isla con su rondín. Muchos oficiales le vieron y
quedaron muertos de espanto.
Los
soldados americanos de esa base decidieron averiguar que pasaba para dar fin a
las muertes misteriosas y al terror que tenía la gente de la isla y sobre todo
por los soldados que se negaban hacer la guardia. Los que se creían los
valientes, con dientes de ajo en los pescuezos, con cruces y estacas se
pusieron una noche junto a la tumba del sargento Jones, todos estaban a la espera
del regreso de los valientes cuando a las 12 de la noche oyeron la música del
Sargento Jones y gritos desesperados: nadie se atrevió a ir a ver lo que estaba
pasando; al siguiente día todos estaba igual en la tumba del Sargento Jones,
pero de los valientes nunca se supo nada, dicen que el Sargento Jones se los
cargo a que ellos o que ellos se fugaron.
Ahora
solo lo que no son buenos soldados oyen su música y si no se compone mueren, a
mí no me ha llevado porque soy un buen soldado.
http://www.elmundodelareflexion.com/index.php/33-leyendas-casos-y-mitos-del-ecuador/archipielago-de-colon/191-leyenda-de-galapagos-la-musica-del-sargento-jones
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Muy poca cosa
ResponderEliminarmuy bonito yooooooooooo
ResponderEliminar😁😁☺☺🧐
ResponderEliminarMe sirvio
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